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El Plan de Tuxtepec: Comentarios y PDF

El Plan de Tuxtepec: Comentarios y PDF

El Plan de Tuxtepec es un hito histórico en la historia de México que marcó un punto de inflexión en el panorama político y social del país. Este plan, promulgado en 1876, desató una serie de eventos que llevaron a la caída del entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada y al ascenso de Porfirio Díaz al poder.

En este artículo, exploraremos en detalle el origen, contenido y consecuencias del Plan de Tuxtepec, así como su relevancia en la historia de México.

Antecedentes

Para comprender plenamente el impacto del Plan de Tuxtepec, es importante tener en cuenta el contexto político y social de México en ese momento.

El país había vivido profundas coyunturas políticas y militares, como la Guerra de Reforma y el Segundo Imperio, después de lo que inició lo que se conoce como la República Restaurada, con Benito Juárez a la cabeza.

Después de la muerte de Juárez en 1872, y el intento de Sebastián Lerdo de Tejada por reelegirse en la presidencia, Porfirio Díaz (que ya había intentado derrocar a este personaje con el Plan de La Noria en 1871), lanzó en 1876 el Plan de Tuxtepec.

Origen y objetivo del plan

El Plan de Tuxtepec fue formulado por Porfirio Díaz, un destacado militar y político mexicano que se había opuesto al gobierno de Lerdo de Tejada. El objetivo principal del plan era restaurar el orden constitucional y promover reformas políticas y sociales para garantizar un gobierno más justo y democrático.

Además de lo anterior, Díaz acusaba en su plan de una corrupción generalizada provocada por el gobierno de Lerdo, y lo acusó de proteger intereses políticos, económicos y militares que atentaban contra el bienestar general de los mexicanos en su conjunto.

Sebastián Lerdo de Tejada, contra el que se alzó en armas Porfirio Díaz con el Plan de Tuxtepec.
Sebastián Lerdo de Tejada, contra el que se alzó en armas Porfirio Díaz con el Plan de Tuxtepec.

Principales actores

El Plan de Tuxtepec contó con el respaldo de diversos líderes y figuras destacadas que se unieron en contra del gobierno de Lerdo de Tejada.

Varios líderes militares respaldaron el movimiento. Por ejemplo, en Jalisco, los municipios de Lagos, Teocaltiche, Jalostotitlán y San Miguel el Alto mostraron su apoyo al Plan de Tuxtepec, liderado por los generales Donato Guerra y Rosendo Márquez. Este último atacó la guarnición de San Juan de los Lagos, la cual se rindió sin resistencia significativa.

Por su parte, los generales Pedro A. Galván y Florentino Cuervo tomaron la ciudad de Ameca. Por otro lado, el coronel Félix Vélez Galván se levantó en armas en Sayula el 12 del mismo mes.

En Tabasco, en marzo de 1876, los generales Ramón Ricoy en Cárdenas y Faustino Sastré en Teapa se levantaron en armas y tomaron la capital estatal de San Juan Bautista, derrocando al gobernador.

Contenido y propuestas del plan

El Plan de Tuxtepec presentaba una serie de propuestas con el objetivo de restaurar la paz y la estabilidad en México. Entre las principales propuestas se encontraban la no reelección del presidente, la consolidación de un sistema político basado en la democracia y la justicia social, y la promoción de la participación ciudadana en los asuntos gubernamentales.

El Plan de Tuxtepec

Considerando:

Que la República Mexicana está regida por un gobierno que ha hecho del abuso un sistema político, despreciando y violando la moral y las leyes, viciando a la sociedad, despreciando a las autoridades, y haciendo imposible el remedio de tantos males por la vía pacífica; que el sufragio político se ha convertido en una farsa, pues el presidente y sus amigos, por todos los medios reprobables, hacen llegar a los puestos públicos a los que llaman sus “Candidatos oficiales”, rechazando a todo ciudadano independiente; que de este modo y gobernando hasta sin ministros, se hace la burla más cruel a la democracia, que se funda en la independencia de los poderes; que la soberanía de los Estados es vulnerada repetidas veces; que el presidente y sus favoritos destituyen a su arbitrio a los gobernadores, entregando los Estados a sus amigos, como sucedió en Coahuila, Oaxaca, Yucatán y Nuevo León, habiéndose intentado hacer lo mismo con Jalisco; que a este Estado se le segregó, para debilitarlo, el importante cantón de Tepic, el cual se ha gobernado militarmente hasta la fecha, con agravio del Pacto Federal y del Derecho de Gentes; que sin consideración a los fueros de la humanidad, se retiró a los Estados fronterizos la mezquina subvención que les servía para defensa de los indios bárbaros; que el tesoro público es dilapidado en gastos de placer, sin que el Gobierno haya llegado a presentar al Congreso de la Unión la cuenta de los fondos que maneja.

Que la administración de justicia se encuentra en la mayor prostitución, pues se constituye a los jueces de distrito en agentes del centro para oprimir a los Estados; que el poder municipal ha desaparecido completamente, pues los ayuntamientos son simples dependientes del Gobierno, para hacer las elecciones; que los protegidos del presidente perciben tres y hasta cuatro sueldos por los empleos que sirven, con agravio a la moral pública; que el despotismo del Poder Ejecutivo se ha rodeado de presidiarios y asesinos que provocan, hieren y matan a los ciudadanos ameritados; que la instrucción pública se encuentra abandonada; que los fondos de ésta paran en manos de los favoritos del presidente, que la creación del Senado, obra de Lerdo de Tejada y sus favoritos, para neutralizar la acción legislativa, imparte el veto a todas las ley es; que la fatal, la misma funesta administración, no ha servido sino para extorsionar a los pueblos; que el país ha sido entregado a la compañía inglesa con la concesión del Ferrocarril de Veracruz y el escandaloso convenio de las tarifas; que los excesivos fletes que se cobran, han estancado el comercio y la agricultura; que con el monopolio de esta línea, se ha impedido que se establezcan otras, produciéndose el desequilibrio del comercio en el interior, el aniquilamiento de todos los demás puertos de la República y la más espantosa miseria en todas partes; que el Gobierno ha otorgado a la misma compañía, con pretexto del Ferrocarril de León, el privilegio para celebrar lotería, infringiendo la Constitución; que el presidente y sus favorecidos han pactado el reconocimiento de la enorme deuda inglesa, mediante dos millones de pesos que se reparten con sus agencias; que ese reconocimiento, además de inmoral, es injusto, porque en México nada se indemniza por perjuicios causados en la intervención.

Que aparte de esa infamia, se tiene acordada la de vender tal deuda a los Estados Unidos, lo cual equivale a vender el país a la nación vecina; que no merecemos el nombre de ciudadanos mexicanos, ni siquiera el de hombres, los que sigamos consintiendo en que estén al frente de la administración los que así roban nuestro porvenir y nos venden al extranjero; que el mismo Lerdo de Tejada destruyó toda esperanza de buscar el remedio a tantos males en la paz, creando facultades extraordinarias y suspensión de garantías para hacer de las elecciones una farsa criminal.

En el nombre de la sociedad ultrajada y del pueblo mexicano vilipendiado, levantamos el estandarte de guerra contra nuestros comunes opresores, proclamando el siguiente plan:

Artículo primero.- Son leyes supremas de la República la Constitución de 1857, el Acta de Reformas promulgada el 25 de septiembre de 1873, y la ley de 1874.

Artículo segundo.- Tendrán el mismo carácter de Ley Suprema la No Re-elección de presidente y gobernadores de los Estados, mientras se consigue elevar este principio a rango de reforma constitucional, por los medios legales establecidos por la Constitución.

Artículo tercero.- Se desconoce a don Sebastián Lerdo de Tejada como presidente de la República, y a todos los funcionarios y empleados designados por él, así como los nombrados en las elecciones de julio del año de 1875.

Articulo cuarto.- Serán reconocidos todos los gobernadores de los Estados que se adhieran al presente plan. En donde esto no suceda, se reconocerá, interinamente, como gobernador, al que nombre el jefe de las armas.

Artículo quinto.- Se harán elecciones para Supremos Poderes de la Unión, a los dos meses de ocupada la capital de la República, en los términos que disponga la convocatoria que expedirá el jefe del Ejecutivo, un mes después del día en que tenga lugar la ocupación, con arreglo a las ley es electorales de 12 de febrero de 1857 y 23 de diciembre de 1872.

Al mes de verificadas las elecciones secundarias, se reunirá el Congreso y se ocupará inmediatamente de llenar las prescripciones del artículo 51 de la primera de dichas ley es, a fin de que desde luego entre al ejercicio de su encargo el presidente constitucional de la República y se instale la Corte Suprema de Justicia.

Artículo sexto.- El Poder Ejecutivo, sin más atribuciones que las administrativas, se depositará, mientras se hacen elecciones, en el presidente de la Suprema Corte de Justicia actual, o en el magistrado que desempeñe sus funciones, siempre que uno u otro, en su caso, acepte en todas sus partes el presente plan y haga conocer su aceptación por medio de la prensa, dentro de un mes contado desde el día en que el mismo plan se publique en los periódicos de la capital. El silencio o negativa del funcionario que rija la Suprema Corte, investirá el jefe de las armas con el carácter de jefe del Ejecutivo.

Artículo séptimo.- Reunido el octavo Congreso Constitucional, sus primeros trabajos serán la reforma constitucional de que habla el artículo segundo, la que garantiza la independencia de los municipios y la ley que dé organización política al Distrito Federal y territorio de la Baja California.

Artículo octavo.- L os generales, jefes y oficiales que con oportunidad secunden el presente plan, serán reconocidos en sus empleos, grados y condecoraciones. Campo de Palo Blanco, marzo 21 de 1876.

Porfirio Díaz

Y el plan reformado en Palo Blanco el 21 de marzo de 1876, es el siguiente:

PLAN DE TUXTEPEC

Art. 1. – Son ley es supremas de la República, la Constitución de 1857, el acta de reformas promulgada en 25 de septiembre de 1873 y la ley de 14 de diciembre de 1874.

Art. 2. – Tendrá el mismo carácter de ley suprema, la No-Reelección del presidente de la República, y gobernadores de los Estados.

Art. 3.- Se desconoce a don Sebastián Lerdo de Tejada como presidente de la República, a todos los funcionarios y empleados por él, así como a los nombrados en las elecciones de julio del año pasado.

Art. 4.- Serán reconocidos todos los gobiernos de todos los Estados, que se adhieran a este plan. E n donde esto no suceda, se reconocerá interinamente, como gobernador, al que nombre el jefe de las armas.

Art. 5. – Se harán elecciones para Supremos Poderes de la Unión, a los dos meses de ocupada la capital de la República, y sin necesidad de nueva convocatoria. Las elecciones se harán con arreglo a las ley es de 12 de febrero de 1857 y 23 de octubre de 1872, siendo las primarias el primer domingo siguiente a los dos meses de ocupada la capital, y las secundarias, el tercer domingo.

Art. 6.- El Poder Ejecutivo se depositará, mientras se hacen las elecciones, en el ciudadano que obtenga la mayoría de votos de los gobernadores de los Estados, y no tendrá más atribuciones que las meramente administrativas.

Art. 7.- Reunido el 8vo. Congreso constitucional, sus primeros trabajos serán: la reforma constitucional de que habla el artículo 2o, la que garantiza la independencia de los municipios, y la ley que dé organización política al Distrito Federal y territorio de Baja California.

Art. 8.- Son responsables, moral y pecuniariamente todos los que directa o indirectamente cooperen al sostenimiento del Gobierno de don Sebastián Lerdo de Tejada, haciéndose efectivas las penas desde el momento en que los culpables o sus intereses se hallen en poder de cualquiera fuerza perteneciente al ejército regenerador.

Art. 9.- Los generales, jefes y oficiales que con oportunidad secunden el presente plan, serán reconocidos en sus empleos, grados y condecoraciones.
Art. 10. – Se reconocerá como general en jefe del ejército regenerador, al C. general Porfirio Díaz.

Art. 11.- Oportunamente se dará a reconocer al general de la línea de Oriente, a que pertenecemos, cuyo jefe gozará de facultades extraordinarias en hacienda y guerra.

Art. 12.- Por ningún motivo se podrá entrar en tratados con el enemigo, bajo la pena de la vida al que lo hiciere.

Art. 12.- Por ningún motivo se podrá entrar en tratados con el enemigo, bajo la pena de la vida al que lo hiciere.Dado en la villa de Ojitlán del distrito de Tuxtepec, a 10 de enero de 1876. Coronel en jefe, H. Sarmiento, Teniente Coronel L. Zafra, Teniente Coronel Lino Ferrer, Comandante A. Onofre, Capitán P. Carrera, Capitán de Caballería A. C. Sangines, Capitán M. García, Teniente Francisco Granados, Teniente J. E. Castillo, Subteniente A. Flores, Sargento Primero Julián Rivera, Capitán Petronilo Rodríguez, Subteniente Juan Castillo, Teniente E. García, Teniente Manuel Rubio, J. M. Sánchez, F. Mora, A. Morales, Santiago Castro, Sabino Contreras, Ignacio Olivares, Agustín Arenas, Juan González. Por los regidores, Juan González, Avelino Callejo, Isidoro Montes, Capitán Francisco Álvarez, Teniente Coronel Joaquín V. y Cano.

Campo en Palo Blanco, marzo 21 de 1876 (Fuente).

El Plan de Tuxtepec PDF

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Desarrollo y consecuencias

Una vez promulgado el Plan de Tuxtepec, se desató una lucha armada en varias partes del país entre las fuerzas del gobierno y los seguidores de Porfirio Díaz. Esta lucha culminó con la victoria de los revolucionarios y la posterior renuncia de Lerdo de Tejada.

Díaz asumió el poder y comenzó el periodo conocido como el Porfiriato, caracterizado por su régimen autoritario y su enfoque en el desarrollo económico y la modernización del país.

Legado y relevancia actual

El Plan de Tuxtepec dejó un legado duradero en la historia de México. Porfirio Díaz se mantuvo en el poder durante más de tres décadas, transformando al país en términos económicos y sociales.

Sin embargo, su régimen también fue criticado por su autoritarismo y represión. A pesar de esto, el plan sentó las bases para el acceso al poder del general Díaz, y la implantación de su muy particular manera de hacer política.

Conclusiones

El Plan de Tuxtepec fue un acontecimiento crucial en la historia de México que tuvo un impacto significativo en la configuración del país. A través de su contenido y propuestas, el plan buscó establecer un sistema político más justo y democrático.

Aunque sus consecuencias fueron mixtas, el legado del Plan de Tuxtepec perdura hasta el día de hoy y su relevancia histórica es indudable.

Video sobre el Plan de Tuxtepec

Preguntas frecuentes sobre el Plan de Tuxtepec

¿Quién fue el líder principal detrás del Plan de Tuxtepec?

El líder principal detrás del Plan de Tuxtepec fue el general Porfirio Díaz, un destacado militar y político mexicano.

¿Cuáles eran las principales propuestas del plan?

Las principales propuestas del Plan de Tuxtepec incluían la no reelección del presidente, la consolidación de un sistema político democrático y la promoción de la justicia social.

¿Cuáles fueron las consecuencias del éxito del Plan de Tuxtepec?

Tras la implementación del Plan de Tuxtepec, Porfirio Díaz se mantuvo en el poder durante más de tres décadas, llevando a cabo importantes reformas económicas y sociales.

¿Cuándo se promulgó el Plan de Tuxtepec?

El 10 de enero de 1876

¿Cuándo y dónde se reformó el Plan de Tuxtepec?

El Plan de Tuxtepec se reformó en Palo Blanco, el 21 de marzo de 1876.


Si te interesa saber más sobre este amplio y complejo periodo de la historia de México, asegúrate de consultar nuestro resumen del Porfiriato, así como la biografía de Porfirio Díaz.

Luis Ignacio Sánchez Rojas

Candidato a doctor en historia por la UNAM. Ha abordado la política y las fuerzas armadas del siglo XIX y principios del XX, con especial énfasis en el Porfiriato. Entusiasta de la tecnología y los videojuegos.

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