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Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y organización de la Guardia Nacional

Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y organización de la Guardia Nacional

El Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y organización de la guardia nacional es, como su nombre lo indica, un opúsculo que tiene, precisamente, como objeto abordar una nueva manera de implementar el reclutamiento en el ejército mexicano durante la etapa del Porfiriato, así como proponer reformas a la organización de la Guardia Nacional.

Contexto histórico del Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército

El Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento fue escrito por el entonces general Bernardo Reyes en 1885.

Aunque México experimentaba una relativa paz con el ascenso al poder de Porfirio Díaz quien, por entonces, se encontraba como residente del Castillo de Chapultepec por segunda ocasión, después del periodo de su compadre, Manuel González, lo cierto era que aún quedaba mucho trabajo por hacer para pacificar al país por completo.

Por lo anterior, Bernardo Reyes creía que era necesario voltear y reformar al ejército, no solo para fortalecer la paz interior, sino también para estar preparados en el caso de una guerra con una nación extranjera.

Así pues, Reyes se dio a la tarea de escribir y buscar la publicación de su Ensayo la que, como queda dicho, vio la luz en el año de 1885. Hay que recordar que este representa su segunda obra de teoría militar, y que la primera son sus Conversaciones Militares, publicadas en 1876.

El Ensayo se encuentra compuesto por trece capítulos con un total de 145 páginas, y tiene como objetivo plantear las diversas problemáticas que ha sufrido y sufre, para la época, el ejército mexicano, poniendo especial atención en la necesidad de reglamentar una nueva forma de reclutamiento, con el objeto de conformar un ejército moralizado y vigoroso, y despojarlo así de la corrupción, ineficacia e indolencia de sus miembros, tal como se encontraba al momento de escribir este Ensayo.

Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y organización de la Guardia Nacional

Motivos por los que el ejército necesitaba un nuevo sistema de reclutamiento

Bernardo Reyes razonaba lo siguiente respecto a las condiciones del ejército mexicano, así como los motivos por los que se había dado la leva, junto con sus nocivos efectos:

las circunstancias del país luchando por constituirse desde que proclamó su independencia de España y sosteniendo guerras internacionales en la breve época de su libre vida, ha obligado a nuestros mandatarios, con la inexorable ley de la necesidad, a reclutar el ejército de un modo irregular, en que naturalmente la equidad y la justicia no han podido ser la base para imponer el servicio de las armas. El reclutamiento se ha hecho unas veces por medio de la forzada leva, otras, y esto es en la actualidad lo más común, por la consignación forzada también de las autoridades políticas, que recae como un castigo contra la gente perniciosa que pulula en las poblaciones; el enganche voluntario, pocas veces puesto en práctica, es de todo punto insuficiente para cubrir las bajas, reconociendo esto último entre otras causas, por principal origen, que las conocidas dificultades de nuestra hacienda, no han dado las suficientes garantías de seguridad para que la tropa reciba íntegros los haberes que por la ley se le han asignado.

Por lo anterior se concluye que el estado en el que se encontraba el ejército era francamente lamentable (pensemos, también, en las enfermedades del ejército), razón por la que no gozaba de la estimación de la sociedad.

Debido a esto, si el gobierno hubiese pretendido hacer un llamado a realizar el servicio militar a todos los hombres aptos, este habría provocado una gran perturbación, pues dado el desprestigio de la milicia, los jóvenes de la clase alta se consideraría humillada al ser obligada a entrar al cuartel y hacer vida común con esa gente “perniciosa” de la que decía Reyes que estaba compuesto el ejército.

Esto, como es posible pensar, constituía un enorme problema, ya no se diga para el ejército en sí como institución, sino para la nación entera, ya que la idea de que todo ciudadano tenía la obligación sagrada de defender a su patria, no existía más que como una teoría que era imposible de llevar a la práctica por el estado en que se encontraban las cosas.

Por este motivo Reyes afirmó que los ciudadanos no acudirían en el caso de una guerra extranjera para defender al país mientras “exista este modo de ser de nuestras tropas permanentes que son el pie veterano, por más que la patria en su desgracia los llamase a su defensa”.

Una nueva forma de reclutar y educar a los elementos del ejército

Para evitar este y otros males, el autor propuso llevar a cabo una reestructuración en la forma de reclutar y educar a los elementos del ejército, pues pensaba que éste debía estar compuesto por todos los elementos sociales de la nación —ya que éstos eran los representantes del espíritu nacional en su conjunto—, y poder así servir al país “por el noble sentimiento del deber”.

De esta manera, era necesario

inspirar entusiasmo patrio a toda nuestra juventud hasta hacerla capaz de tomar el fusil en cualquiera emergencia desgraciada, hacer desaparecer en general la aversión por el servicio de las armas, poner a todos nuestros hombres […] en condición de luchar como soldados entendidos llegado el caso; no apurar los recursos del país para conseguir esto ni ocupar permanentemente todos los brazos que tan necesarios son en nuestra exangüe población para la industria: he aquí el inmenso programa.

El servicio militar obligatorio en el Porfiriato

Para llevar a cabo este “inmenso programa”, Reyes propuso el servicio militar obligatorio, el cual reemplazaría a los antiguos y perjudiciales sistemas mediante los cuales se obtenían efectivos para el ejército, es decir la leva, el sorteo y la consignación forzosa, sistemas que el autor ataca de manera constante a través de todo su ensayo.

Se pensó que la adopción del servicio militar obligatorio daría una imagen de equidad al ejército, pues dicho método repartiría en todos los nacionales la carga que hasta ese momento se había echado sobre los hombros de las clases bajas.

Esto haría aparecer a todos los hombres iguales ante la ley y, por si alguna cuestión no prevista se eximiese del servicio a ciertos jóvenes, dicha excepción se daría bajo ciertas condiciones que no vulneraran la obligación y la equidad de las disposiciones legales, lo que fortalecería la disciplina marcial aún desde el momento mismo del reclutamiento.

Asimismo, el autor adujo que el sistema que proponía era el más económico, ya que el hecho de instruir a todos los hombres de cierta edad durante un periodo relativamente corto, para que luego pasaran a la reserva (sin goce de sueldo, pero en disponibilidad), provocaría un ahorro en el presupuesto al no haber necesidad de tener que entrenar tropas en el caso de necesitarlas de emergencia, pues se les tendría inmediatamente disponibles, numerosas y formadas de verdaderos soldados.

La virtud de este sistema residiría en el hecho de que todos los hombres útiles para tomar las armas, estuviesen aptos para defender al país sin distraerlos permanentemente de sus tareas, esto es, no habría necesidad de arrebatar numerosos brazos a la agricultura, a la minería y a la industria, “donde tan necesarios son en un pueblo que poseyendo inmenso territorio se encuentra tan escaso de habitantes”.

Los lapsos en que se realizarían los llamamientos al servicio militar obligatorio eran otra virtud, según el autor, del sistema propuesto, pues no se efectuarían anualmente, como sucedía entonces en otras potencias, sino que tales llamamientos al servicio de las armas se llevarían a cabo —en un principio al menos— cada tres años, con la mira de que no se perjudicaran las labores económicas, como se ha dicho más arriba.

Dicho llamamiento tenía tres características principales:

a) Habría de ser hecho para aquellos jóvenes que por sus condiciones físicas fuesen aptos para soportar las fatigas que ocasiona el servicio de las armas.

b) Debería hacerse de forma tal que los convocados tuviesen las mayores facilidades para concurrir a los lugares de reunión designado, y

c) La edad habría de ser 18 años.

La educación como elemento esencial de la regeneración del ejército mexicano

Además de lo anterior, la propuesta que Reyes hizo relativa a la educación, debió de parecer bastante radical para buena parte de la sociedad de entonces, e incluso descabellada para la elite intelectual del régimen, pues cualquiera habría pensado que el proyecto ideado por Reyes se basaría en tratar de instaurar y mejorar la educación no sólo para los oficiales del ejército —quienes se instruían en el Colegio Militar— sino que también habría innovaciones para las clases subalternas de la milicia, lo que podía ser aceptable. Sin embargo, el proyecto de Reyes era bastante más ambicioso e iba mucho más allá de un simple mejoramiento de la enseñanza de oficiales y jefes.

Lo que Bernardo Reyes propuso fue la introducción, con la ayuda y acuerdo de los gobernadores de los estados, de un moderado régimen semi-militar en todas las escuelas de la República, toda vez que, según el autor, para que la sociedad adoptara el servicio militar obligatorio, tenía que principiarse por inculcar en los niños y jóvenes el amor a la patria y el sentido del deber para con ésta a todas las clases sociales de un modo práctico y de manera temprana, por lo que la solución se encontraba en implantar en los planes de estudio vigentes, cursos y prácticas que tuvieran que ver con la formación militar:

El plan general desarrollado por medio de adecuados reglamentos en que la disciplina tendría gran parte, consistiría en emplear las horas en que no hay ocupación expresa en los educandos, para iniciarlos del modo más ameno posible en las ideas y en las prácticas que sirven de preparación para obtener mayores conocimientos militares; pudiendo desde luego ser útiles a los jóvenes en caso de emergencia; enaltecida ya con educación tal, la virilidad de su espíritu y desarrollada higiénicamente la robustez material por medio de los ejercicios tácticos.

De esa forma tales enseñanzas irían echando raíz en la vocación de los jóvenes, lo que permitiría que muchos de éstos adoptaran la carrera de las armas por verdadera convicción y no por obligación, como sucedía entonces. Esto revitalizaría al ejército al contar con verdaderos elementos útiles dentro de sus filas, que tuvieran aprecio a la clase militar y que no desdeñaran pertenecer a ella.

La cuestión educativa hizo que Reyes tocara un punto medular en la reforma del ejército: la raza indígena. De ella afirmó el general que los individuos pertenecientes a las diferentes razas indígenas que entonces poblaban el territorio mexicano, debían sumar unos dos millones los cuales, además, eran los que conformaban buena parte de la tropa del ejército, lo que resultaba un problema, pues la mayor parte de éstos, junto con los mestizos que más allegados eran a dichos indígenas, no concurrían a la escuela ni participaban para nada del “movimiento civilizador de la nación”, por lo que era necesario “ilustrarlos” para que conocieran sus deberes para con la patria y, de esta forma, adoptaran con agrado el servicio militar.

Según Reyes, “ilustrada esa raza de suyo sobria, resignada y con el valor del estoicismo que en lo general la caracteriza, calentada con el sentimiento de amor por su patria, dará al país, si llega el caso de guerra, soldados de envidiables cualidades”.

El fortalecimiento del ejército en medio de una política de debilitamiento

Lamentablemente para la institución marcial, las ideas arriba expresadas no fueron tomadas en cuenta, lo que tiene cierta lógica, pues las propuestas del general Reyes tendían a un fortalecimiento del ejército, justo cuando el gobierno de Díaz pugnaba por disminuirlo y debilitarlo, con el objeto de que no fuera un peligro para su poder, algo que también hubo de sufrir la incipiente armada mexicana.

Asimismo, el proyecto de introducir cursos militares en todas las instituciones de educación del país, debió de haber alarmado a más de un integrante de la élite, pues dicha medida habría provocado la militarización de la sociedad lo que, acorde con los deseos del régimen, era algo inaceptable, pues entonces se promovía el civilismo por encima del militarismo, este último considerado como la causa del rezago del país durante varias décadas, según la concepción que de los militares se tuvo en la época.

Como puede apreciarse, el general Reyes tenía una propuesta bien concisa sobre los pasos a dar para comenzar a dar al ejército la renovación, en sus preceptos, reglamentos y protocolos, que tanto requería con el fin de que se ilustrara, se moralizara y, en términos generales, se mejorara su desempeño como institución y sirviera así no sólo para defender la soberanía al exterior y la seguridad al interior del país, sino que funcionara como un referente internacional del progreso mexicano, que ya se podía apreciar en otras áreas, especialmente la económica con los adelantos porfirianos en este rubro.

Si bien sus ideas enfrentaron resistencia o simplemente no fueron tomadas en cuenta para los años que las hizo públicas, encontraría el momento perfecto para aplicarlas cuando, años más tarde, fue nombrado secretario de Guerra en enero de 1900, tras lo cual inició una ambiciosa política reformadora del ejército que, un par de años después sería —irónicamente— el motivo de su renuncia, especialmente ante el éxito de la institución de la Segunda Reserva.


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Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y organización de la Guardia Nacional.


Preguntas frecuentes sobre el Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y organización de la Guardia Nacional

¿Cuál es el contexto histórico del ensayo sobre el reclutamiento en el ejército? 

El ensayo fue escrito en 1885 durante el Porfiriato, una época de relativa paz en México bajo el liderazgo de Porfirio Díaz. Bernardo Reyes, el autor, abogaba por reformas en el ejército para fortalecer la paz interna y prepararse para posibles conflictos externos.

¿Por qué era necesario un nuevo sistema de reclutamiento?

El ejército mexicano sufría de corrupción e ineficacia. Reyes argumentaba que el sistema de leva y consignación forzosa era injusto y perjudicial, y que un nuevo método de reclutamiento era esencial para moralizar y vigorizar el ejército.

¿Qué proponía Bernardo Reyes para el reclutamiento y educación del ejército? 

Reyes sugería un servicio militar obligatorio para todos los elementos sociales de la nación, con el fin de inspirar patriotismo y preparar a los ciudadanos para defender el país en caso de emergencia.

¿Cómo funcionaría el servicio militar obligatorio según Reyes? 

El servicio militar obligatorio distribuiría la responsabilidad de la defensa nacional equitativamente entre todos los ciudadanos, reemplazando los métodos antiguos y promoviendo la igualdad ante la ley.

¿Cuál era el papel de la educación en la propuesta de Reyes?

Reyes abogaba por un régimen semi-militar en todas las escuelas para fomentar el amor a la patria y el sentido del deber desde la infancia, preparando así a los jóvenes para el servicio militar y la defensa nacional.


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Luis Ignacio Sánchez Rojas

Candidato a doctor en historia por la UNAM. Ha abordado la política y las fuerzas armadas del siglo XIX y principios del XX, con especial énfasis en el Porfiriato. Entusiasta de la tecnología y los videojuegos.

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